lunes, 14 de marzo de 2011

Mal Consejo El Que Me Dieron: "Piensa Antes De Actuar".

Y ahí estaba yo persiguiendo aquel tren, "¿Por qué lo hice?" "¿Qué me impulso?" "¿Acaso no era obvio que abordándolo me iban a detener?"

El tren arribó poco antes de las 9 de la noche, yo llegué un poco después. No me estabas esperando, pero aún así decidí ir. Fue una grata sorpresa mi presencia, a juzgar por tu reacción.

-Solo vine a decir adiós una última vez. -fue lo único que salió de mi boca en ese momento.

Siempre he odiado las despedidas, procuro que sean breves con el riesgo de parecer frío, pero no puedo evitarlo, así soy; y sin embargo ahí estaba, diciendo adiós una vez más. Sonreiste y bajaste la cabeza (incluso juntaste las rodillas y torciste los pies como una pequeña nerviosa y emocionada), titubeaste un instante y finalmente me abrazaste.

Y en ese abrazo de 2 segundos (que el reloj contó como 5 minutos) me disculpé por no poder acompañarte en aquél viaje. Sé que prometí acompañarte al fin del mundo, hacia donde ahora te dirigías, y lo habría hecho de no haber sido por que asesiné a mi impulsividad. Mal consejo el que me dieron: "Piensa antes de actuar".

Enmudecimos, envueltos en aquel relativo silencio. Embelesado por tu perfume y envolviendote en mis brazos, no hacían falta palabras para expresarte como me sentía, tú lo entendías y me correspondías.

Y fue el tren quién por fin nos separó, con su silbato rompió nuestro lazo. Tomaste las maletas y abordaste rápidamente. Y mientras subías la escalerilla, sentí el impulso de subir contigo, pero lo reprimí, ahora era un hombre diferente. Ví cuando te sentaste del lado de la ventana y ondeando una mano te dije adiós, de nuevo el impulso de irme contigo fue ahogado por mi razón.

Metí las manos en los bolsillos al tiempo que el tren comenzaba su marcha y descubrí en uno de ellos la foto nuestra que hábilmente introdujiste cuando te abracé. Estaba allí junto a un par de billetes y un par de monedas que no alcancé a gastar. Y de nuevo la razón ahogó al impulso y salí disparado detrás del tren.

Y ahí estaba yo persiguiendo aquel tren, "¿Por qué lo hice?" Por que el tren aún no iba rápido, aún podía alcanzarlo. "¿Qué me impulso?" La idea de no volver a verte posiblemente en toda mi vida. "¿Acaso no era obvio que abordándolo me iban a detener?" Llevaba el dinero exacto para pagar mi boleto y nada más.

¿Ahora lo ves? Pensé todo muy bien antes de echarme a correr.

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